La exposición se enmarcó dentro de las celebraciones del cuarto centenario de la muerte de Felipe II y trató de abarcar, a lo largo de trescientas veintinueve piezas, ochenta y ocho de las cuales pertenecían al Museo del Prado, la mayor parte de los temas que concernían tanto al mecenazgo y coleccionismo artístico de Felipe II como al de determinados miembros de su corte, así como distintos problemas de la imagen artística de la segunda mitad del siglo XVI en conexión con el mundo de la cultura áulica de la época. La exposición se dividió en siete apartados. Los dos primeros presentaban tanto a los «Protagonistas de un reinado», como al propio príncipe Felipe en sus años de juventud («La formación de un príncipe renacentista»), haciendo hincapié tanto en la herencia artística recibida de su padre Carlos V, como en el influjo de su tía María de Hungría y en sus viajes a los Países Bajos. La tercera sección, «La Antigüedad clásica como modelo estético», exploraba este tema en tres salas diferentes: la primera dedicada a la Antigüedad como factor influyente en el género del retrato, la segunda centrada en el gusto de la corte por las pinturas mitológicas de Tiziano y Correggio y la tercera se dedicaba a la serie de esculturas all'antica, en bronce y en mármol de los Leoni. El siguiente apartado, «Las galerías de retratos», presentaba una selección muy amplia de este género, decisivo en la configuración de la imagen regia, con obras de Antonio Moro, Sánchez Coello, Seisenegger, Sofonisba Anguissola o Clouet. En el apartado «La devoción de la época y la piedad del rey» se mostraban las distintas alternativas artísticas en el campo del arte religioso, tanto en lo concerniente a la piedad privada del monarca (con obras de Juan de Flandes, Gossaert, Memling, Bouts y una sala dedicada al Bosco), como en las grandes piezas destinadas a los lugares públicos de devoción. Desde este punto de vista es de destacar la reconstrucción casi total del retablo de Coxcie (copiando el Políptico de san Bavón de Van Eyck) que Felipe II colocó en la capilla del Real Alcázar de Madrid, una amplia selección de dibujos de los frescos del monasterio de El Escorial, y la presentación de los monumentales dibujos preparatorios para las vidrieras de la iglesia de San Juan en Gouda que, por su gran tamaño, se colocaron en el hueco de la escalera llamada «de Muguruza». Toda esta sección, que abarcaba tres salas, además del mencionado hueco de la escalera, se contrastaba con una sala dedicada al arte religioso español del momento, con algunas piezas capitales del Greco como el Retrato del cardenal Niño de Guevara (Metropolitan Museum of Art, Nueva York), la Magdalena (Szépmûvészeti Múzeum, Budapest) y el San Sebastián (catedral de Palencia). La siguiente sección exponía piezas dedicadas a explicar el tema de «La difusión de la imagen regia. Propaganda y antipropaganda», destacando no solo grandes imágenes de propaganda dinástica o una variada tipología de la presentación externa de Felipe II como rey, sino una cuidada selección de imágenes «a la contra», tratando de presentar al público una de las más características «guerras de imágenes» de la Edad Moderna. La exposición se cerraba con varias salas destinadas a exponer el papel del coleccionismo artístico en la corte del Rey Prudente: la primera de ellas con piezas seleccionadas por su pertenencia a miembros destacados de este círculo desde Antonio Pérez hasta Alejandro Farnesio, la segunda dedicada al coleccionismo erudito y anticuario, y la tercera al coleccionismo ecléctico y de «maravillas», con importantes obras de Archimboldo, Wenzel Jamnitzer y una cuidada selección de armas (Kunsthistorisches Museum, Viena). Además de las piezas del Prado incorporadas a la muestra, participaron en ellas algunos de los principales museos del mundo: Musée du Louvre de París, National Gallery de Londres, Metropolitan Museum of Art de Nueva York, Galleria degli Uffizi y Pitti de Florencia, Galleria Borghese de Roma, Alte Pinakothek de Múnich, Museo Nazionale di Capodimonte de Nápoles, Museo del Ermitage de San Petersburgo, Galleria Nazionale di Parma, National Gallery of Ireland de Dublín, Archivo General de Simancas, Biblioteca Nacional de Madrid, etc., destacando por sus préstamos el Patrimonio Nacional de Madrid y el Kunsthistorisches Museum de Viena.
La exposición se enmarcó dentro de las celebraciones del cuarto centenario de la muerte de Felipe II y trató de abarcar, a lo largo de trescientas veintinueve piezas, ochenta y ocho de las cuales pertenecían al Museo del Prado, la mayor parte de los temas que concernían tanto al mecenazgo y coleccionismo artístico de Felipe II como al de determinados miembros de su corte, así como distintos problemas de la imagen artística de la segunda mitad del siglo XVI en conexión con el mundo de la cultura áulica de la época. La exposición se dividió en siete apartados. Los dos primeros presentaban tanto a los «Protagonistas de un reinado», como al propio príncipe Felipe en sus años de juventud («La formación de un príncipe renacentista»), haciendo hincapié tanto en la herencia artística recibida de su padre Carlos V, como en el influjo de su tía María de Hungría y en sus viajes a los Países Bajos. La tercera sección, «La Antigüedad clásica como modelo estético», exploraba este tema en tres salas diferentes: la primera dedicada a la Antigüedad como factor influyente en el género del retrato, la segunda centrada en el gusto de la corte por las pinturas mitológicas de Tiziano y Correggio y la tercera se dedicaba a la serie de esculturas all'antica, en bronce y en mármol de los Leoni. El siguiente apartado, «Las galerías de retratos», presentaba una selección muy amplia de este género, decisivo en la configuración de la imagen regia, con obras de Antonio Moro, Sánchez Coello, Seisenegger, Sofonisba Anguissola o Clouet. En el apartado «La devoción de la época y la piedad del rey» se mostraban las distintas alternativas artísticas en el campo del arte religioso, tanto en lo concerniente a la piedad privada del monarca (con obras de Juan de Flandes, Gossaert, Memling, Bouts y una sala dedicada al Bosco), como en las grandes piezas destinadas a los lugares públicos de devoción. Desde este punto de vista es de destacar la reconstrucción casi total del retablo de Coxcie (copiando el Políptico de san Bavón de Van Eyck) que Felipe II colocó en la capilla del Real Alcázar de Madrid, una amplia selección de dibujos de los frescos del monasterio de El Escorial, y la presentación de los monumentales dibujos preparatorios para las vidrieras de la iglesia de San Juan en Gouda que, por su gran tamaño, se colocaron en el hueco de la escalera llamada «de Muguruza». Toda esta sección, que abarcaba tres salas, además del mencionado hueco de la escalera, se contrastaba con una sala dedicada al arte religioso español del momento, con algunas piezas capitales del Greco como el Retrato del cardenal Niño de Guevara (Metropolitan Museum of Art, Nueva York), la Magdalena (Szépmûvészeti Múzeum, Budapest) y el San Sebastián (catedral de Palencia). La siguiente sección exponía piezas dedicadas a explicar el tema de «La difusión de la imagen regia. Propaganda y antipropaganda», destacando no solo grandes imágenes de propaganda dinástica o una variada tipología de la presentación externa de Felipe II como rey, sino una cuidada selección de imágenes «a la contra», tratando de presentar al público una de las más características «guerras de imágenes» de la Edad Moderna. La exposición se cerraba con varias salas destinadas a exponer el papel del coleccionismo artístico en la corte del Rey Prudente: la primera de ellas con piezas seleccionadas por su pertenencia a miembros destacados de este círculo desde Antonio Pérez hasta Alejandro Farnesio, la segunda dedicada al coleccionismo erudito y anticuario, y la tercera al coleccionismo ecléctico y de «maravillas», con importantes obras de Archimboldo, Wenzel Jamnitzer y una cuidada selección de armas (Kunsthistorisches Museum, Viena). Además de las piezas del Prado incorporadas a la muestra, participaron en ellas algunos de los principales museos del mundo: Musée du Louvre de París, National Gallery de Londres, Metropolitan Museum of Art de Nueva York, Galleria degli Uffizi y Pitti de Florencia, Galleria Borghese de Roma, Alte Pinakothek de Múnich, Museo Nazionale di Capodimonte de Nápoles, Museo del Ermitage de San Petersburgo, Galleria Nazionale di Parma, National Gallery of Ireland de Dublín, Archivo General de Simancas, Biblioteca Nacional de Madrid, etc., destacando por sus préstamos el Patrimonio Nacional de Madrid y el Kunsthistorisches Museum de Viena.